Cuando uno tiene mucho por decir, creo que no termina diciendo nada, porque los pensamientos se superponen en la cabeza, la boca no sabe como articular una y otra y otra palabra. Lo mismo pasa cuando uno quiere escribir de muchas cosas y nada tiene que ver con nada. De todos modos intentaré ser algo clara y no del todo extensa. Empecemos.
Me mudé involuntariamente y eso es traumático, hace exactamente 14 días mi computadora no quiso más tiró la toalla y me dejó, me abandonó. Después de días fuera de casa -debo aclarar una cosa: no soy adicta a NADA llamase alcohol, drogas, psicofármacos, sexo, juego, etcétera, salvo a la computadora con internet- volvió renovada (como recién pintada) pero vacía, sólo los archivos antiguos amontonados en una sóla carpeta. Y aquí empieza el trauma para una persona que la computadora es todo, tener la lista de favoritos vacía, el messenger desactualizado, el reproductor en cero, la música mal ubicada; es un atropello. Entonces mientras ordenaba, actualizara, agendaba y demás, pensé: Esto es una mudanza involuntaria, que garrón a casi nadie le gustan las mudanzas y menos a una obsesa, rutinaria y organizada persona como soy yo. Por suerte eso ya pasó y quedó todo lindo, limpio y ordenado.
En otro orden de cosas, me dí cuenta no sólo que me gustan Los Redondos, sino que además, me han acompañado toda mi vida desde un lugar secundario y oscuro en las sombras diría. Siempre pensé que no me gustaban, que sólo sabía uno o dos temas y que además no me identificaban en nada, diametralmente opuestos a mí y sin embargo no, sé al menos un tema por disco, que no es poco y me gustan y me copan, estoy copada mal, los escucho todo el tiempo.
El Indio toca el 13 de noviembre en Tandil, creo que para esa fecha mi vida será un caos entre el trabajo, TEA y el estrés acumulado, quiero ir; va a ser medio difícil encontrar compañero de ruta (claramente a ese recital hay que ir con un hombre), pero si logro encontrarlo voy a ser parte del ritual, hay cosas que deben vivirse al menos una vez.
Me mudé involuntariamente y eso es traumático, hace exactamente 14 días mi computadora no quiso más tiró la toalla y me dejó, me abandonó. Después de días fuera de casa -debo aclarar una cosa: no soy adicta a NADA llamase alcohol, drogas, psicofármacos, sexo, juego, etcétera, salvo a la computadora con internet- volvió renovada (como recién pintada) pero vacía, sólo los archivos antiguos amontonados en una sóla carpeta. Y aquí empieza el trauma para una persona que la computadora es todo, tener la lista de favoritos vacía, el messenger desactualizado, el reproductor en cero, la música mal ubicada; es un atropello. Entonces mientras ordenaba, actualizara, agendaba y demás, pensé: Esto es una mudanza involuntaria, que garrón a casi nadie le gustan las mudanzas y menos a una obsesa, rutinaria y organizada persona como soy yo. Por suerte eso ya pasó y quedó todo lindo, limpio y ordenado.
En otro orden de cosas, me dí cuenta no sólo que me gustan Los Redondos, sino que además, me han acompañado toda mi vida desde un lugar secundario y oscuro en las sombras diría. Siempre pensé que no me gustaban, que sólo sabía uno o dos temas y que además no me identificaban en nada, diametralmente opuestos a mí y sin embargo no, sé al menos un tema por disco, que no es poco y me gustan y me copan, estoy copada mal, los escucho todo el tiempo.
El Indio toca el 13 de noviembre en Tandil, creo que para esa fecha mi vida será un caos entre el trabajo, TEA y el estrés acumulado, quiero ir; va a ser medio difícil encontrar compañero de ruta (claramente a ese recital hay que ir con un hombre), pero si logro encontrarlo voy a ser parte del ritual, hay cosas que deben vivirse al menos una vez.
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