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Ser madre El deseo ampuloso, el pensamiento, la evaluación, las ganas, la necesidad uterina de ser madre. Porque cada vez tengo, unas ganas,   más vivas, más ardientes, más grandes, más reales de   ser madre . La deconstrucción, la pregunta, el pensamiento, el proyecto, la ardiente respuesta, la construcción psíquica de ser madre . El imaginario de la madre que quiero ser versus la madre que podré ser. ¿Podré? La inmediatez de sentirlo, la inmediatez de serlo. Porque lo deseo y lo proyecto, porque de alguna manera, ya lo estoy siendo. Porque todo empieza, en el deseo. Sigue, en el proyecto. Se anida en la espera y se concreta en la realidad.
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Memoria de lector

Todos recordamos los primeros libros, los primeros cuentos leídos por un ser querido, las primeras aventuras de la mano de algún autor nuevo para nuestro mundo. Esta es mi memoria como lectora, la escribí en marzo de 2005, tenía 20 años y se las quiero compartir: Tardes de verano, afuera las chicharras cantan incesantemente, como si se fuera  a terminar el mundo. Dentro de la casa de techos altos, pisos fríos y un abrumador silencio, un viejo placar de familia, con un cajón lleno de ellos.  Lleno de libros de cuento, de tapas de cartón muy flexible, hojas ásperas con coloridos dibujos, personajes: aventureros, soñadores, ingeniosos... El placar con un gran espejo ovalado, aun hoy puede reflejar esos momentos, frente a él una pequeña niña, sentada en el piso frío, clasificando los libros. Los que le gustaban por un lado, los que no tanto por el otro. Una vez elegidos los favoritos, buscaba cual sería contado esa misma noche, por alguna de sus tías. Sin duda alguna, las ocurrenc

Sobre la militancia y el aborto

   Nunca milité. Soy de la generación que le tocó las plazas amargas: la marcha del 24 de marzo, los cacerolazos del 2001, las marchas por el orgullo cuando aún los sectores más radicalizados del catolicismo hostigaban a los manifestantes. Así pasó mi adolescencia y primeros años de juventud.    Nunca fui a la plaza. Soy hija de padres que fueron jóvenes en los ’70 y me enseñaron que era mejor no meterse, por las dudas. Sin embargo, el tratamiento de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, me tocó de cerca y me hizo participar activamente por primera vez. Me hizo emocionar hasta las lágrimas solamente por ver a las pibas ahí, haciendo el aguante: esperanzadas, felices, en paz.  Me hizo colgar el pañuelo verde en mi mochila y llevarlo con orgullo a la plaza. Me hizo sentir parte de un colectivo enorme, potente e indestructible. Me emociona saber que hay un montón de chiques que saben que a partir de ahora si unen, se hacen escuchar, trabajan en un debate amplio, i

Volver a escribir

  Vuelvo a escribir en este espacio después de muchos años, hoy ya no soy la chica que comenzó con este blog, soy otra mujer. Pensé mucho si era necesario volver a utilizar este espacio para contar lo que me pasa, lo que me gusta, lo que uso, consumo y pienso. Creo que sí, que es necesario. La pregunta ahora es saber qué voy a postear acá semana a semana y la respuesta es simple: lo que me pasa. ¿Qué me pasa? muchas cosas. Hay blogs o cuentas de Instagram que hablan de un tema: decoración, moda, vida saludable, fitness, animales, etc. Yo no puedo, tengo que hablar de todo, porque soy una conjunción de cosas particulares y me divierte contarlo.  Siento que a todas nos pasa lo mismo, nadie dedica su vida exclusivamente a algo, porque trabajamos muchas horas, pero también nos pintamos las uñas, pero además vamos al supermercado y a la verdulería y también pagamos los impuestos y hablamos con el plomero. No soy una cosa soy miles, porque hoy la mujeres somos multitasking.   H

Una tarde por Kuala Lumpur

Una tarde en un descanso de la locura diaria, agotada de la vida de oficina, con un compañero nos preguntamos dónde querríamos estar en ese preciso momento. Tratábamos de huir de la triste realidad que nos aquejaba (horas y horas en una agencia de medios del centro porteño encallados en la silla, ya a esa altura). Y yo le dije en: Kuala Lumpur. En ese momento no sabía que era la capital de Malasia y no recordaba que las Petronas estaban emplazas en dicha ciudad. Como siempre trato de conseguir todo eso que proyecto, los dos nos pusimos a caminar por las calle de Kuala Lumpur a través del Google street view. Nos tomamos un buen rato para mirar y entender que era una ciudad de locos y que había que visitarla.  Meses después (casi un año) mi amigo Enzo me propone viajar al Sudeste Asiático, por supuesto que le dije que sí. Nada amo más que subirme a aviones con destinos poco comunes y llegar a ciudades que no conozco, no hablo el idioma y tampoco sé cuál es su moneda. Sentirme

Contratiempo

Descubrí a Mario Casas en una película pequeña y entrañable dirigida por el argentino Marcelo Piñeyro (Caballos Salvajes/Cenizas del paraíso) se titula Ismael. Una actuación fresca, tierna con una coequiper de lujo: Belén Rueda (El Orfanato). Resulta que este joven actor era re famoso por hacer películas que a las adolescentes les fascinaban: Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de tí. Yo ya no era adolescente y no todo el mainstream de España llega a Buenos Aires o simplemente no era target. Igualmente, como nunca me quedo con la duda de nada, esa misma noche miré las dos películas y mil entrevistas por YouTube para saber quién era ese actor por el que las españolas morían. Pasaron un par de años y no supe mucho más, hasta que éstos últimos meses me encuentro con dos películas bien distintas: El Bar (del amado y venerado Álex de la Iglesia -acá somos muy fan de él-) y Contratiempo (Oriol Paulo). Me detengo en la última porque hace un par de semanas está disponible en #Netflix y

En Dosis Diarias

Alberto Montt es historietista vive Chile, en un sólo cuadro refleja grandes realidades. En 2011 editará con Ediciones de la Flor su primer libro en la Argentina, recuperando una selección de todos los libros ya editados en su país. Les dejo una de las muestras de lo que ya he mencionado. Si quieren conocerlo más a fondo sólo pasen por aquí .