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Mostrando las entradas de marzo, 2010

Sensaciones semanales y vespertinas

Corría el año 2009 cuando transitaba los pasillos de la escuela de periodismo TEA, eventualmente veía a un chico que me encantaba, no sabía quien era, ni que hacía ahí. Las posibilidades era dos: alumno o profesor, al ser tan joven y TEA un lugar amplio con respecto a la edad nunca lo supe. En un momento por generación espontánea o por casualidad u obviedad supe que definitivamente se trataba de un joven profesor. El jueves pasado en el intervalo (o recreo mejor dicho) fui con mi soltura que me caracteriza a buscar un café al bar de Pablito, lugar en el que paso mucho tiempo. Después de hacer mis comentarios pertinentes sobre mi nombre y mi condición de mujer, advertí que al lado mío estaba él, un hombre de mediana edad comiendo una empanada de carne y una Sprite, se rió de modo tímido de mis clásicos (y absurdos) chistes. Al mirarlo descubrí que detrás de esas gafas de intelectualoide había unos profundos ojos azules y ahí conecté al profe que me encantaba, con el profe que estaba ahí