Ir al contenido principal

Zonzos momentos

Rescatar el momento inútil, eso es lo que hago, es lo que me sale hacer.
Salí corriendo del estudio a la voz de: "Me tengo que ir" rutilante sin opción a que me pidan ni una maldita declaración jurada más o un mail explicando algo. Tenía los minutos contados 18.40 sabía positivamente que 18.49 él llega, hace la cola, si sube y se va sin esperas, pero yo tenía que cargar la bendita tarjeta del colectivo para seguir viajando sin tener que contar las monedas una por una o hurguetear en la billetera de mi mamá como cuando tenía cinco años. Hice todo a las apuradas, mirando el reloj del celular una y otra vez. Miraba quien pasaba por adelante mío, quien venía a mis espaldas (detrás estaba la boca del subte desde donde él sale). Finalmente llegué a la cola y nada, observé con detenimiento a uno y cada uno de las personas que esperaban resignados el nuevo colectivo, no estaba.

Mi vista paseaba de la puerta del Farmacity de Puerto Madero al horizonte que llevaba a la boca del subte; del horizonte de la boca del subte a la puerta del Farmacity de Puerto Madero, nada aprecia, por un momento pensé que ya se había ido en el colectivo a cual no me subí por que no eran las 18.49. Ya cansada de mi actitud (y pensamiento) adolescente, mi dije ¡basta! no es la manera. Me quise resignar por no tener al destino a favor, me dispuse a esperar en colectivo en paz, convencida de que ya se había ido o se volvía en auto o x, pero que en definitiva no lo iba a ver.

Comenzó el viaje que dejaría atrás a la gran urbe y me trasladaría al conurbano, viajé casi olvidandome del asunto. Cuando ya faltaba muy poco, decidí sacar Macanudo 5 (muy recomendable la tiras de Liniers) y ponerme a leer las últimas páginas que me quedaba.

Ahora si ausente de mis pensamientos y sumerjida en el chiste del globo que tenía un trasfondo con un libro de Julio Verne, recuerde, ya ausente de mis pensamientos a causa de la historieta, una voz cuasi gangosa me dice: Ahhh.. ¿que haces?, no te había visto.

Si, era él con el bolsito del gimnasio, su camisa a cuadros y los dientes desordenados en su sonrisa. Me descolocó, me olvidé de Liniers y sus tiras, de Verne y sus globos y empecé a sonreír como una tonta.

Era muy poco lo que íbamos a hablar con lo cual en medio segundo tomé la determinación de venderme (es obvio) y pasarme dos paradas de la mía con la barata excusa de ir a la farmacia (a la cual entré, me pasé y salí). Él advirtió que me había pasado, le dije: No voy a la farmacia...

Nos bajamos hicimos un comentario más sobre viajes en los cuales uno se pasa de la parada y el camino se bifurcó.

Volví contenta por que el destino no es tan malo y por volver a verlo.



N. del A. Ahora faltan las flores que caigan del cielo, los globos que vuelen y Frank Sinatra cantando Blue Moon, odio estas cosas, pero me pasan igual.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

San Pedro B - Lado B

Acá donde estoy la gente es distinta, no hay personas solas, no hay angustia, no hay soledad, no hay discriminación, no hay envidia. No sé si será el aire del río que te penetra en los poros, en el alma, la execiba cantidad de bicicletas que hacen a las personas menos sedentarias y más iguales (aquí el dueño del negocio y el empleado llegan los dos en bicicleta). O el olor a verde, a naranjo florecido, a pasto, a pileta Pelopincho en cada patio, jardín, parque de cada casa. Acá todos van al club, todos tienen novio/a, todos comen, todos pasean, eso sí siempre dentro de este pequeño mundo, que alguna vez pensé como mi lugar en el mundo (exactamente en el mirador con vista al río, a la isla, al cielo), aunque ya sé que no. En realidad es un lugar, dentro de otro lugar, sobre otro lugar, que encierra otro lugar... Infinito.

Volver a escribir

  Vuelvo a escribir en este espacio después de muchos años, hoy ya no soy la chica que comenzó con este blog, soy otra mujer. Pensé mucho si era necesario volver a utilizar este espacio para contar lo que me pasa, lo que me gusta, lo que uso, consumo y pienso. Creo que sí, que es necesario. La pregunta ahora es saber qué voy a postear acá semana a semana y la respuesta es simple: lo que me pasa. ¿Qué me pasa? muchas cosas. Hay blogs o cuentas de Instagram que hablan de un tema: decoración, moda, vida saludable, fitness, animales, etc. Yo no puedo, tengo que hablar de todo, porque soy una conjunción de cosas particulares y me divierte contarlo.  Siento que a todas nos pasa lo mismo, nadie dedica su vida exclusivamente a algo, porque trabajamos muchas horas, pero también nos pintamos las uñas, pero además vamos al supermercado y a la verdulería y también pagamos los impuestos y hablamos con el plomero. No soy una cosa soy miles, porque hoy la mujeres somos multitasking.   H

Una tarde por Kuala Lumpur

Una tarde en un descanso de la locura diaria, agotada de la vida de oficina, con un compañero nos preguntamos dónde querríamos estar en ese preciso momento. Tratábamos de huir de la triste realidad que nos aquejaba (horas y horas en una agencia de medios del centro porteño encallados en la silla, ya a esa altura). Y yo le dije en: Kuala Lumpur. En ese momento no sabía que era la capital de Malasia y no recordaba que las Petronas estaban emplazas en dicha ciudad. Como siempre trato de conseguir todo eso que proyecto, los dos nos pusimos a caminar por las calle de Kuala Lumpur a través del Google street view. Nos tomamos un buen rato para mirar y entender que era una ciudad de locos y que había que visitarla.  Meses después (casi un año) mi amigo Enzo me propone viajar al Sudeste Asiático, por supuesto que le dije que sí. Nada amo más que subirme a aviones con destinos poco comunes y llegar a ciudades que no conozco, no hablo el idioma y tampoco sé cuál es su moneda. Sentirme