Ir al contenido principal

"El miedo paraliza a las personas"



Por estricta definición del diccionario, el miedo implica una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. También puede ser un recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.
Llevo ya, un par de años en terapia, y la verdad cada vez que vuelvo de Villa Urquiza y, me paro en la esquina a esperar el 93, las palabras de Augusto, hasta me llegan a parecer trilladas, obvias, lógicas y me siento un real estúpida, que lo mismo que él me dice, me lo puede decir el verdulero de la esquina de mi casa o quien sea que tenga consigo una mínima cuota de sentido común. Pero no, cuando lo escucho aparece ante mí como una verdad revelada, como luz en donde no la había, como la solución, que luego comienza a ser problema. Por que la cagada de todo esto, de esta idea de conocerse, cambiar, mejorar, es lo doloroso de la terapia, lo introspectivo, lo angustiante y la imposibilidad de seguir haciéndote la boluda, por que después no tenés excusas, no hay margen a la “inocencia”, “al no me di cuenta, no sabía” . No hay tutía, cuando uno sabe, hay que tomar decisiones inexorablemente. Y lo peor, hacerse cargo.
Y hoy, se me puso delante, el miedo, la racionalización de la sensación corporal que nunca pude saber que es, es eso, miedo, parece simple, abordable, pero no, no lo es. Está ahí y ahora queda enfrentarlo, mirarlo a la cara, para después desarticularlo y muchísimo más tarde vencerlo y reírme de él.
Es ahora en los momentos en donde ya no me puedo hacer la boluda, donde tengo que accionar, cruzar la puerta y cambiar. Y es ahora donde me pregunto por qué mierda quise hacer terapia, por qué soy tan enroscada, por qué carajo siempre para mi es necesario llegar al fondo de la cuestión, por qué no soy conformista y mediocre, por qué no me quedo con la superficie, por qué no me conformo con el árbol y siempre, pero siempre quiero conquistar el bosque, aunque… eso signifique sangre, dolor, trabajo, esfuerzo. A veces odio. Hoy odio a mi terapeuta por ser excelente, por conocerme, por desarticularme con una sonrisa, por AMARLO, por que me es imposible odiarlo. Odio ser contradictoria, odio hacerme cargo de las cosas, me odio, hoy me odio, me adoro, me detesto, todo en simultáneo.
Quiero meterme adentro de mi huevo imaginario que inventé hace años (cuando las situaciones y el dolor me desbastaban y no podía hacer otra cosa que llorar) y no salir y no escuchar y desmaterializarme, y eso…
Sólo estoy radical, no se preocupen, ya pasa…


DL.-

Comentarios

Anónimo dijo…
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Mariana dijo…
El miedo es una mierda, ya estoy cansada de el, me canso, me agoto y me aburrio.
Y dejame decirte amiga que el miedo a vos tambien se te nota, yo lo noto, y por eso te banco, porque te quiero (y a veces te odio) por ser tan radical, pero por sobre todas las cosas sos una persona tan leal que asombra, y a mi me llena de felicidad.
Te quiero muchisimo! (soy poco original, lo se)

P/d: yo quiero la foto de mi termo!

Entradas más populares de este blog

San Pedro B - Lado B

Acá donde estoy la gente es distinta, no hay personas solas, no hay angustia, no hay soledad, no hay discriminación, no hay envidia. No sé si será el aire del río que te penetra en los poros, en el alma, la execiba cantidad de bicicletas que hacen a las personas menos sedentarias y más iguales (aquí el dueño del negocio y el empleado llegan los dos en bicicleta). O el olor a verde, a naranjo florecido, a pasto, a pileta Pelopincho en cada patio, jardín, parque de cada casa. Acá todos van al club, todos tienen novio/a, todos comen, todos pasean, eso sí siempre dentro de este pequeño mundo, que alguna vez pensé como mi lugar en el mundo (exactamente en el mirador con vista al río, a la isla, al cielo), aunque ya sé que no. En realidad es un lugar, dentro de otro lugar, sobre otro lugar, que encierra otro lugar... Infinito.

Volver a escribir

  Vuelvo a escribir en este espacio después de muchos años, hoy ya no soy la chica que comenzó con este blog, soy otra mujer. Pensé mucho si era necesario volver a utilizar este espacio para contar lo que me pasa, lo que me gusta, lo que uso, consumo y pienso. Creo que sí, que es necesario. La pregunta ahora es saber qué voy a postear acá semana a semana y la respuesta es simple: lo que me pasa. ¿Qué me pasa? muchas cosas. Hay blogs o cuentas de Instagram que hablan de un tema: decoración, moda, vida saludable, fitness, animales, etc. Yo no puedo, tengo que hablar de todo, porque soy una conjunción de cosas particulares y me divierte contarlo.  Siento que a todas nos pasa lo mismo, nadie dedica su vida exclusivamente a algo, porque trabajamos muchas horas, pero también nos pintamos las uñas, pero además vamos al supermercado y a la verdulería y también pagamos los impuestos y hablamos con el plomero. No soy una cosa soy miles, porque hoy la mujeres somos multitasking.   H

Una tarde por Kuala Lumpur

Una tarde en un descanso de la locura diaria, agotada de la vida de oficina, con un compañero nos preguntamos dónde querríamos estar en ese preciso momento. Tratábamos de huir de la triste realidad que nos aquejaba (horas y horas en una agencia de medios del centro porteño encallados en la silla, ya a esa altura). Y yo le dije en: Kuala Lumpur. En ese momento no sabía que era la capital de Malasia y no recordaba que las Petronas estaban emplazas en dicha ciudad. Como siempre trato de conseguir todo eso que proyecto, los dos nos pusimos a caminar por las calle de Kuala Lumpur a través del Google street view. Nos tomamos un buen rato para mirar y entender que era una ciudad de locos y que había que visitarla.  Meses después (casi un año) mi amigo Enzo me propone viajar al Sudeste Asiático, por supuesto que le dije que sí. Nada amo más que subirme a aviones con destinos poco comunes y llegar a ciudades que no conozco, no hablo el idioma y tampoco sé cuál es su moneda. Sentirme