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Sentir navideño


Y esta ahí con las manos en el volante, el cinturón bien tendido sobre su pecho como la banda presidencial y esa sonrisa que te regala cada vez que te ve. Despliega su sonrisa como la cola del pavo real, cada vez que quiere enamorar a su partenaire. Con sus ojos transparentes, brillantes, claros, verdes...
Y en ese momento totalmente desconcertada por encontrarlo al volante, por esta ahí esperando por proteger a su hermana; a mi del mismo modo en que su sonrisa se ilumina, se me ilumina la cara, se me ensancha el pecho, se abre un puente entre él y yo, sin la obscuridad de la noche, sin la barrera de la distancia y del parabrisas. Dura sólo un instante y toda esa grandeza que me hace sentir sólo por sonreírme se expresa con un tímido saludo de mi mano, como un nene saludando a su señorita cuando se va del jardín, medio triste, medio contento por estar nuevamente con sus papás. Es así como me hizo sentir. Por el momento sólo me ilumina pequeños momentos...

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San Pedro B - Lado B

Acá donde estoy la gente es distinta, no hay personas solas, no hay angustia, no hay soledad, no hay discriminación, no hay envidia. No sé si será el aire del río que te penetra en los poros, en el alma, la execiba cantidad de bicicletas que hacen a las personas menos sedentarias y más iguales (aquí el dueño del negocio y el empleado llegan los dos en bicicleta). O el olor a verde, a naranjo florecido, a pasto, a pileta Pelopincho en cada patio, jardín, parque de cada casa. Acá todos van al club, todos tienen novio/a, todos comen, todos pasean, eso sí siempre dentro de este pequeño mundo, que alguna vez pensé como mi lugar en el mundo (exactamente en el mirador con vista al río, a la isla, al cielo), aunque ya sé que no. En realidad es un lugar, dentro de otro lugar, sobre otro lugar, que encierra otro lugar... Infinito.

Volver a escribir

  Vuelvo a escribir en este espacio después de muchos años, hoy ya no soy la chica que comenzó con este blog, soy otra mujer. Pensé mucho si era necesario volver a utilizar este espacio para contar lo que me pasa, lo que me gusta, lo que uso, consumo y pienso. Creo que sí, que es necesario. La pregunta ahora es saber qué voy a postear acá semana a semana y la respuesta es simple: lo que me pasa. ¿Qué me pasa? muchas cosas. Hay blogs o cuentas de Instagram que hablan de un tema: decoración, moda, vida saludable, fitness, animales, etc. Yo no puedo, tengo que hablar de todo, porque soy una conjunción de cosas particulares y me divierte contarlo.  Siento que a todas nos pasa lo mismo, nadie dedica su vida exclusivamente a algo, porque trabajamos muchas horas, pero también nos pintamos las uñas, pero además vamos al supermercado y a la verdulería y también pagamos los impuestos y hablamos con el plomero. No soy una cosa soy miles, porque hoy la mujeres somos multitasking.   H

Una tarde por Kuala Lumpur

Una tarde en un descanso de la locura diaria, agotada de la vida de oficina, con un compañero nos preguntamos dónde querríamos estar en ese preciso momento. Tratábamos de huir de la triste realidad que nos aquejaba (horas y horas en una agencia de medios del centro porteño encallados en la silla, ya a esa altura). Y yo le dije en: Kuala Lumpur. En ese momento no sabía que era la capital de Malasia y no recordaba que las Petronas estaban emplazas en dicha ciudad. Como siempre trato de conseguir todo eso que proyecto, los dos nos pusimos a caminar por las calle de Kuala Lumpur a través del Google street view. Nos tomamos un buen rato para mirar y entender que era una ciudad de locos y que había que visitarla.  Meses después (casi un año) mi amigo Enzo me propone viajar al Sudeste Asiático, por supuesto que le dije que sí. Nada amo más que subirme a aviones con destinos poco comunes y llegar a ciudades que no conozco, no hablo el idioma y tampoco sé cuál es su moneda. Sentirme