
Desde hace mucho tiempo tengo una vaga idea dando vueltas por mi cabeza, es acerca del individualismo de los jóvenes de hoy en día. Y esto puede sonar a vieja apocalíptica, pero no lo es. Hablo de la gente que me rodea, hablo de mi misma, desde la carne. Mis amigos, compañeros de trabajo, bloggers y demás (no todos por suerte), nos pasa algo parecido, creo. El individualismo nos está matando gente. El no poder ceder, el no poder ponerse por un segundo en el lugar del otro, el no escuchar; hace que cada vez estemos más solos, más tristes, más oscuros, más horas adelante de la máquina fomentando la histeria, más solos.
El fin no es decir que la computadora nos invadió y toda la perorata, ni mucho menos, amo la computadora, ésta también es una manera de comunicar, bien utilizada, sin excesos, es maravillosa.
Los jóvenes de los que hablo, tienen todo, estudian o se recibieron de lo que quisieron/en hacer, trabajan en lugares donde se pueden desarrollar profesionalmente, crecer, se ponen objetivos, los cumplen. Tienen un buen pasar económico, de modo individual. Una familia -más o menos- contenedora. Están sanos (aunque parezca una tontería no lo es, lo digo por los días que estoy pasando con una amiga). Son inteligentes -cosa que no pueden aplicar en todas las áreas de su vida-, lo son verdaderamente. Tienen libertad de acción, no tiene hijos ni grandes compromisos o problemas que los aten.
Con todo esto, en teoría, deberían ser y sentirse felices, pero no. Se sienten desgraciados, oscuros, sin horizonte, frustrados, sin rumbo, ven problemas donde no los hay, intelectualizan todo a tal punto, que los sentimientos, las sensaciones corporales, lo que te pasa más allá de todo, queda relegado a nada. A algo que no pueden escuchar, sentir, vivir. Ellos (hablando en modo global, no por género) pueden desarrollar teorías acerca del existencialismo, del espíritu, del alma, pero... no se pueden hacer cargo de algo sencillo, terrenal, de todos los días. Algo que no tiene vueltas ni contra ofertas.
No se permiten hacerse carne con el dolor del otro, con los miedos del otro, con las angustias del otro, sólo pueden ver el vaso tres cuarto vacío y ahogarse en la poca agua del cuarto lleno, de modo compulsivo.
¡Y no estoy libre de pecado!, no tiro la piedra, sólo intento exponer algo que veo a diario, que nos consume. Soy la primer enroscada, soy la primera que no se relaja, soy la que nunca se conforma, soy la que quiere más. Pero lamentablemente, no soy la única y por lo visto a todos nos pasa, más o menos lo mismo, por que lo leo, lo vivo, lo escucho.
¿Qué nos pasa?, ¿Por qué somos así?, ¿A dónde queremos llegar?, ¿Vamos a llegar a algún lugar así?. La vorágine nos consume, ok, bajémosnos.
Por lo pronto la pasamos mal, por que no seamos hipócritas, diciendo que con el trabajo y demás, nos sentimos reconfortados, por que no es así. Uno se siente reconfortado en gran medida con la aprobación del otro, un otro par, un otro que sienta lo mismo, que no le de lo mismo. Y eso se logra en una pareja, para lo cual es necesario dos. Y eso, no lo entendimos, con lo cual pensamos sólo en uno. Afuera queda esa historia que, básicamente estamos solos, acá hablamos de dos, de pareja. Y del maldito individualismo, que nos ataca, nos consume y nos sesga.
"All you need is love, love is all you need" - The Beatles - 1967.
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Sos todo!
MRN.