Me desperté por el ruido del golpe en el tablero. Los veo desde atrás, son dos, o más tal vez, pero en este momento solo diviso las manos de él, es él o ella. No, no, es él, no tiene anillos en sus manos, son blancas, pulcras, de uñas amables a la vista, lleva un reloj grande en su muñeca, se puede ver por que las manos están tendidas sobre el volante en forma rígida, y las magas de la campera se corren. El andar del auto es prolijo, la calle esta casi vacía, sólo se ven las luces de la avenida que largan destellos amarillos como rayos. Ellos hablan, se ríen, una música, los acompaña: son voces femeninas, son cuerdas, son golpes fuertes de batería. Son ellos los que están ahí y nadie más. La charla es verborragica, las voces suben y bajan, llegan a ser susurros placenteros. Nadie los ve, pero están. De modo mágico caigo dentro de su estómago, comienzo a sentir. Las mariposas no vuelan, ya planean, quieren salir por la boca, tener libertad de acción, ella las contiene, sabe que no es el...
Comentarios
Amo a Regina.
Hoy saqué mi entrada :)
Aunque no lo creas, yo tambien paso seguido por el blog de Alma, como esperando algo, no se, no quise borrar el link de mi blog y es como si tuviera un imán.
Me imagino que para vos que eras su amiga debe ser mucho mas duro.
Te dejo un abrazo.
Lo de Alma es triste, cada tanto siento que no pasó nada, pero a veces caigo en la realidad.
Cariños,
DL.-
eeeaaaaa!!