Harta estoy, de todo, pero cuando digo todo es todo: de mi trabajo, de mi casa, del país, del sistema carnívoro capitalista, del bondi a la mañana para llegar al centro, de la gente grasa, de mamá, de mi hermano; del reggeton grasa que escucha, de mi radicalidad, de mis miedos, de mi dieta, de mi facultad, de la profesión animal que elegí, de mis elecciones nocivas, de ir al gimnasio, de mis profesores del gimnasio, de mis celos, del desabastecimiento, de dormir menos de ocho horas, de la inflación de mierda, de la inestabilidad en todos los aspectos, de mi soledad, del individualismo moderno, de los diarios, de la atención telefónica, de los medios de comunicación, de los brasileros, de la cumbia también grasa que escucha por vez docientos mi hermano, de trabajar los sábados, de la falta de comunicación entre las personas, de no conformarme con nada, de no ser básica, simplista y conformista -por que ahí si sería todo más fácil, si a mi todo me gustase y me conformase, la historia ser...