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Cosas simples y no por simples sencillas
El día fue largo, convulsionado, con brotes de enojo y disconformidad, por momentos pensé en fugarme, en renunciar, en no estar más ahí. La idea era tomar una café con una vieja amiga, pero la planilla de excel se comío todo mi tiempo, el sistema consumió mis ganas y la responsabilidad no me dejo ir.
En la era de la hiper conectividad, yo estoy conectada, pero no hablo, aún así puedo estar al tanto de los movimientos (los más comunes claramente) eran casi las siete cuando dejé de verlo.
Las cosas se complicaron, todo tardaba, me di por vencida. Salí cansada, pero aún algo sonriente caminando en bajada por Corriente y al llegar al lugar vi el bolso, el aro en la nuca, la remera negra y por supuesto, lo vi a él, en ese mismísimo momento todo me dejó de importa: las diez horas de trabajo, los dos mil empleados, mis jefas, mi sueldo.
Se convirtió en un momento simple, cotidiano, pero perfecto para mi. Mientras tanto, la ciudad comienza a bajar la guardia, las luces empiezan a brillar, brillaban como mi sonrisa imborrable, mis ganas locas y mi cara indisimulable. Todo se me pasa, pero no me convierto en una adolescente, sino en una persona feliz, plena o me invade una sensación indescriptible, no sé como calificarlo.
Poco a poco comienza a haber código "entre nosotros" y nos reímos de las mismas cosas sabiendo donde quiere llegar el otro.
Es un momento simple, es la vuelta a casa, el fin del día, pero no por ello sencillo contiene muchas cosas, es complejo y simple a la vez. Es todo y nada.
Cosas simples y no por simples sencillas...
fácil de realizar.

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