Todos recordamos los primeros libros, los primeros cuentos leídos por un ser querido, las primeras aventuras de la mano de algún autor nuevo para nuestro mundo. Esta es mi memoria como lectora, la escribí en marzo de 2005, tenía 20 años y se las quiero compartir: Tardes de verano, afuera las chicharras cantan incesantemente, como si se fuera a terminar el mundo. Dentro de la casa de techos altos, pisos fríos y un abrumador silencio, un viejo placar de familia, con un cajón lleno de ellos. Lleno de libros de cuento, de tapas de cartón muy flexible, hojas ásperas con coloridos dibujos, personajes: aventureros, soñadores, ingeniosos... El placar con un gran espejo ovalado, aun hoy puede reflejar esos momentos, frente a él una pequeña niña, sentada en el piso frío, clasificando los libros. Los que le gustaban por un lado, los que no tanto por el otro. Una vez elegidos los favoritos, buscaba cual sería contado esa misma noche, por alguna de sus tías. Sin duda alguna, las...