El miércoles mientras La Reina Batata, le hablaba a todos los auto convocados de Plaza de Mayo, que la alentaban y escuchaban de forma muy atenta, yo estaba en viaje. Volvía a mi casa, a la misma hora como lo hago todos los días, en ese bondi que me devuelve a la periferia, a la paz armada. La sintonía de la radio del celular, estaba clavada en la estación que habitualmente me acompaña, mayormente pasan temas en inglés o electrónicos. Sorpresivamente en ese momento sonaba el himno nacional; y a mi la sensación corporal de respeto hacia los redoblantes y las trompetas, me invadió, me paralizó y la piel cambio de textura y el discurso comenzó. Unos minutos antes el colectivo partía desde Correo Central, tomaba Avenida Rosas, esperaba en el semáforo. Yo divisé a los auto convocados, los carteles, las vallas, la federal, vi los autos en el garaje, la Casa Rosada, la pirámide y el país resquebrajándose. El bondi doblada, y el discurso comenzó. Sus primeras dos frases me resonaban en la cabe...